Compañeras y
compañeros miembros y representantes de grupos u organizaciones solidarias,
Compañeras y
compañeros estudiantes y profesores,
Participantes en este
Foro Contra la Represión:
Desde mi lugar de la resistencia les saludo fraternalmente y
pido la palabra para dirigirme a ustedes como uno de los miles de personas que
han visto conmocionada su familia, su existencia y su comunidad, a raíz de
calamidades que irrumpen terroríficamente en la vida. Tengo orden de captura
por un delito que no cometí, me imputan un homicidio calificado con traición.
Las familias con desaparecidos, con ejecutados, con
encarcelados, con secuestrados, con perseguidos, amenazados, extorsionados,
refugiados, se están multiplicando en la sociedad como expresiones de la crisis
civilizatoria, crisis estructural generalizada, en la que pareciera que cada
víctima de estos monstruos tuviera que enfrentarlos en la soledad y en el
desamparo.
Son miles que se resignan postrados en el dolor y el
sufrimiento, pero somos miles que no aceptamos la causa perdida. Levantamos la
voz y nos emeñamos en expandir la conciencia.
Mientras los poderes formales y los poderes fácticos se
afanan en refuncionalizar su dominio con reformas, pactos y negociaciones para
pervivir en la convulsión social y económica, nosotros experimentamos vías de
entendimiento, de comprensión y de diálogo a través de las redes sociales, con
actos públicos y con puentes comunitarios.
Como el líquido, pretendemos llenar los
espacios vacíos haciendo fluir ideas y propuestas a todos los rincones.
Desgraciadamente todavía no se alcanzan los niveles de difusión para echar a
andar estrategias efectivas que produzcan las transformaciones necesarias.
El crecimiento de la protesta social en México es inminente
como lo es también su vocación pacifista e innovadora, y se nota sobre todo por
las reacciones del Estado. No podemos esperar que la respuesta a la protesta
sea bondadosa y afirmativa porque lo que se trastoca es el interés y los proyectos
dominantes de empresarios, gobernantes u otros grupos de poder. Van a echar
mano de sus sistemas de justicia, dirigidos y administrados por canallas que
gozan encarcelando, reprimiendo, acallando, humillando, o despreciando con el
juego de las leyes y el estado de derecho.
Es previsible que se incremente la represión, las
violaciones a los derechos humanos y los hechos violentos en todo terreno donde
campea el sometimiento de muchos y el privilegio de pocos, donde se coluden los gobiernos o autoridades, con los más
poderosos.
Veremos protestas y turbulencias alrededor de los
megaproyectos que pretenden destruir el ambiente en distintas latitudes del
país, fundamentalmente con inversiones extranjeras; alrededor de los procesos electorales en puerta, por ser imperios
de la compra del voto y el tráfico con la pobreza; donde se agudiza y disputa el
control de territorios por el narco, confrontaciones empapadas de sangre y
terror; alrededor de los abusos contra emigrantes, tan doloroso para los
nuestros en Estados Unidos, tan cruel en México y tan inhumano contra los
centro y sudamericanos; en torno de las
denuncias contra la compra-venta de niños y personas, sustentado con redes
inexpugnables de complicidad y riqueza; seguirán al rededor de las reformas
estructurales consumadas, la educativa y la laboral, y de las que están en ciernes, la
hacendaria y energética, por ser imposiciones cupulares que desdeñan a los
actores primarios; y, qué esperar de la
bomba de tiempo: la intensa y creciente
competencia por un lugar en la universidad o por los empleos que aún siendo los
más modestos son altamente codiciados.
¿Puede esperarse una reversión de este panorama desolador?
No. Y si agregamos la emergencia de catástrofes como incendios, sequías, inundaciones, sismos o explosiones de pipas
de gas, y toda actividad antrópica devastadora del ambiente, el horizonte es,
por lo tanto, el tren de la fatalidad en
el que abordaremos cada vez más, pasajeros involuntarios.
Sin embargo, la vía que conduce al tren de la fatalidad
tiene múltiples entradas e innumerables salidas; posee rutas paralelas,
diagonales, de doble sentido; viaja sobre parajes marítimos, subterráneos,
escarpados o llanos; y, se transita a
pié, en coche, a caballo o en teleférico.
Muchos senderos son oscuros, intrincados, confusos, pero siempre es posible
iluminarlos, desenredarlos, conquistarlos.
El reto es no sucumbir a la adversidad y construir las
nuevas estructuras comunitarias que amortigüen la pena, el temor, la
indolencia, el sufrimiento. El desafío es que los actos solidarios tengan más
fuerza que la destrucción de los vínculos humanos y que la comunicación
fraterna sea más poderosa que el aislamiento. Si es necesario, debemos llorar
juntos, para no ir a escondernos detrás de la puerta que en la noche será
derribada.
Los cónclaves de diálogo son las trincheras para arremeter
contra la calamidad y son, a su vez, las
clínicas que brindan primeros auxilios a los centenares de lesionados. Las
reuniones, las asambleas, los foros, los encuentros en el ciberespacio, los
eventos multitudinarios, las protestas pacíficas, son la artillería que habrá
de ser abastecida todos los días y todas las noches.
Los poderosos están esperando comprar territorios mineros o
selváticos al menor precio posible; esperan expandir su dominio en distritos
electorales, en ayuntamientos y estados; operan programas sociales para
incrementar los escaños de su fracción parlamentaria; monopolizan el espacio
radioeléctrico y el sentido alienante de la información televisiva para mantener a las masas
controladas; disponen de los patrimonios naturales, como el petróleo y sus
derivados, para proveerse de recursos adicionales; producen modificaciones
constitucionales que se acomoden a los inversionistas globales o sea, a los corporativos transnacionales; se
distribuyen las plazas entre la delincuencia organizada; y, para que nadie se
interponga, despliegan a las fuerzas del orden, arremeten con toletes,
encarcelan a los dirigentes, imputan delitos graves, torturan, desaparecen,
juzgan y sentencian.
Pero con todo, la resistencia, la oposición, la protesta, el
movimiento social y la disidencia es cada vez más patente en el paisaje de las
ciudades y del campo.
Luchar por un futuro donde no haya tierra malbaratada para
aeropuertos o presas, donde no haya gente que se deje esclavizar por un
mendrugo de pesos llamado salario, donde las comunidades construyan sus
escuelas y centros universitarios, donde los barrios diseñen y operen sus
empresas, donde los pueblos planeen y ejecuten sus obras y servicios, no puede
ser causa perdida. Pero exige esfuerzo, unidad y diálogos constructivos.
Luchar y construir un
sistema de justicia humanista que sirva a los ciudadanos y no al Estado y sus
poderes; que ejerza el derecho sin fabricar culpables, sin castigar inocentes y
sin criminalizar a los disidentes; que someta a juicio a los corruptos,
saqueadores, torturadores y explotadores; no puede ser una causa perdida.
Pero se requiere consensos y acciones multitudinarias que
contengan la represión, que detengan la arbitrariedad de fiscales, jueces y
magistrados; que ciudadanicen la procuración de justicia y que la hagan pública
y transparente. Se requiere unificar, multiplicar y hacer gigante la fuerza
social que presione a las universidades y catedráticos a formar abogados que
salgan a cumplir una función: esclarecer
lo justo, y no a traficar o negociar con el derecho.
¿Cómo alcanzar tales proezas?. Empezando, ya con un mensaje
en face book, ya con un foro, ya con una asamblea; con un acto solidario que
inspire a los hermanos, a los hijos, a los alumnos, a los incrédulos; con un
mensaje de aliento a los presos inocentes como Patishtán; con un abrazo a las
madres de los desaparecidos; con una señal de amor a los padres de hijos
torturados o ejecutados.
Es una lucha donde cada quien hace falta, donde se necesita
abrir el pensamiento, el corazón y el coraje. Es sobre todo necesario,
aferrarnos a que los demás comprendan que no debemos esperar a que la familia sea
alcanzada por la calamidad, ¡hay que actuar ya!
Un abrazo fraternal a todos y todas.
Oscar Hernández Neri
PD: ¿Me acompañan a tomar
posesión de mi trabajo el 3 de Junio?